No seré yo, como rebelde estudiante del pasado, quien critique su impaciencia, pero tengo la obligación de llamarlos a serena reflexión. Tienen ustedes la hermosa edad en que el vigor físico y mental hace posible prácticamente cualquier empresa. Tienen por eso el deber de dar impulso a nuestro avance. Conviertan el anhelo en más trabajo. Conviertan la esperanza en más esfuerzo. Conviertan el impulso en realidad concreta. Miles y miles de jóvenes reclamaron un lugar en la lucha social. Ya lo tienen. Ha llegado el momento de que todos los jóvenes se incorporen. A los que aún están marginados de este proceso, les digo: vengan, hay un lugar para cada uno en la construcción de la nueva sociedad. El escapismo, la decadencia, la futilidad, la droga son el último recurso de muchachos que viven en países notoriamente opulentos, pero sin ninguna fortaleza moral. No es ese nuestro caso. Sigan los mejores ejemplos. Los de aquellos que lo dejan todo por construir un futuro mejor.
Salvador Allende, Discurso en el Estadio Nacional al tomar posesión del gobierno, 5 de noviembre
de 1970.
En tanto jóvenes socialistas, tomamos inspiración intelectual, política y humana de aquellos hombres y mujeres, estudiantes y trabajadores, pensadores, líderes, militantes y mártires del socialismo chileno que lo dejaron todo por construir un futuro mejor. Nos proponemos entregar nuestros mejores esfuerzos para conocer y comprender bien esta larga faja de tierra y a aquellos quienes la habitan junto a nosotros. Con el horizonte de transformaciones profundas, en paz, en una democracia cada vez más amplia y con progreso económico, intelectual y cultural en condiciones de igualdad, con expresión de las ideas del socialismo democrático, debemos además conocer muy bien aquellas disciplinas que den sustento a estas transformaciones. No podemos olvidar hablar en serio de economía, de las ciencias sociales y humanas, entender el rol de las ciencias naturales y la evidencia. El ordenamiento jurídico no puede escapársenos. Tampoco la realidad internacional, tema largamente mal tratado por las izquierdas chilenas. Las nuevas herramientas de la comunicación, las realidades locales y su gestión, los temas ineludibles para un mundo más humano, como el feminismo, los derechos sexuales y reproductivos, el migrante como un otro válido, todo aquello no puede faltar en la formación y reflexión del militante socialista, sin olvidar la importancia que debe tener la figura del trabajador en nuestro pensamiento. Debemos atender a las nuevas herramientas que se nos presentan para comprender y transformar el mundo, sabiendo que no hay cajas de herramientas universales y auto-suficientes para la transformación social, ni viejas ni nuevas.
Por respeto y amor a nuestros mártires, debemos también conocer su historia, su memoria, sus ideas y sus sueños. No debemos dejar de buscar justicia y debemos mantener siempre vivos sus nombres de fuego. Tenemos que realizar una reflexión viva sobre nuestro Partido, su historia y su proyección, en memoria de ellos.
Asimismo, manifestamos el mayor respeto por la individualidad de nuestros compañeros y compañeras. No es adecuado intentar dirigir conciencias, lo correcto es crecer en conciencia con el otro. Aprender las formas del diálogo y debate respetuoso es una necesidad.
Hay mucho valor en el disenso fundamentado y en el crecimiento del militante. No pensamos solo en las aportaciones que cada quien pueda hacer al Partido y la Juventud, a los fines transformadores del socialismo. La formación del militante tiene una doble validez, en la que no vemos contradicción: desarrollar su propio pensamiento y servir a fines colectivos.